
EXCALIBUR [CINE]

La filmografia de Scorsese está ligada a New York o quizás sea al revés. Tal vez la eterna ciudad sea la que está ligada al director. La simbiosis entre ambos es tal que uno ya no puede determinar dónde empieza uno y dónde acaba el otro. El cine de los últimos 40 años relacionado con Nueva York es sinónimo de Scorsese (Woody Allen hace mucho tiempo que se “divorció” de la ciudad). A Martin siempre le ha interesado la ciudad desde sus extrañas. Nos ha mostrado sus miserias, locuras y extremos. Es cruel con su ciudad natal porque la ama en demasía. Tiene tal fervor por “la ciudad que nunca duerme”, que es incapaz de darle la espalda. En cada proyecto en el que se sumerge nos desvela nuevos matices de la inmortal urbe. Desde ‘Malas calles’ (1973) hasta la actual ‘El lobo de Wall Street’ (2013) pasando por innumerables enfoques y revisiones que nos muestran al Scorsese más comprometido, al más humano o al más despiadado. Pero siempre con el alma en las manos, sin medias tintas. Su amor por Nueva York, reflejado en su cine, es una larga historia de desencuentros. Hoy, volveremos al Nueva York menos conocido, a las calles que vieron surgir un mito.
Una vibrante super-producción (como antiguamente) rodada en los míticos estudios Cinecitta de Roma. Nos presenta a un Scorsese lleno de fuerza visual y arrolladora puesta en escena. Con brillantes decorados que ayudan a plasmar la visión de un Nueva York a principios del siglo XIX. Con más entrega que convicción, nos regala una perla más en su enorme colección de títulos. Aunque en esta ocasión se prodigue más en el cuándo que en el cómo. La historia, basada en hechos reales (sí, como siempre) es tomada por Jay Cocks (‘La edad de la inocencia’) y Steve Zaillian (‘La lista de Schindler’, ‘American gangsters’) para componer un retrato detallista de un lugar concreto de New York, Five Points, donde las “primera mafias” comenzaban a solidificarse para levantar, desde las sombras, el poder de los políticos emergentes.
El reparto es efectivo y compacto. Con un breve Liam Neeson que se erige en totem. Una Cameron Diaz resultona y bien tratada. Un Leonardo DiCaprio que quizás no llegue a estar del todo conectado con el personaje y sea por eso el eslabón más débil del plantel. Y para rematar, un Daniel Day-Lewis descomunal. Nos ha acostumbrado a sus monstruosas actuaciones, nos seduce desde el horror. En esta ocasión, forja un personaje inolvidable, Bill el Carnicero, haciendo sombra a todos en cada escena que aparece. Soberbio y sabio. Un precioso regalo para el público y motor (verdadero) de la película.
Pero lo que de verdad ayuda al film, es el acabado final. Una producción ( bajo el amparo de Alberto Grimaldi, sí…ese príncipe monagesco) que sobrevive magníficamente por el trabajo de montaje que una vez más devuelve al Scorsese más titánico. Sin alma, pero con furia. Un meticuloso viaje en el tiempo que hace vivir durante dos horas y media al espectador de un fastuoso producto más cerca de la épica que del trayecto personal al que nos tiene acostumbrados Martin. Pese a esos pequeños defectos de forma, ‘Gangs of New York’ puede adherirse a esa trilogía del crimen en la carrera del director que forman ‘Malas calles’ y ‘Uno de los nuestros’.
El nacimiento de la mafia neoyorquina con unas pizcas de mala leche.
VALORACIÓN: 3 / 10